Cuando inicié mi actual trabajo estaba completamente convencida de que me iba a costar mucho madrugar para llegar de Alajuela a San Pedro.
Cuando me preguntaron en entrevista si esto iba a ser un inconveniente la respuesta típica se dio: «no para nada yo me traslado sin problema». ¿Quién en sus 5 sentidos ocupando trabajo diría lo contrario?
Claro cuando se está iniciando la ilusión y necesidad de estar trabajando hacen que «el sacrificio» sea menos.
Conforme pasó el tiempo me iba dando cuenta que el problema no era levantarme temprano, si no la enorme, insoportable y creciente presa con la que me enfrentaba cada mañana!
Si! Enfrentaba, porque manejar todos los días horas para llegar a mi lugar de trabajo era una tortura.
Y es que en ese rato uno pasa por todo tipo de emociones al estilo «montaña rusa», salía de la casa alegre, con buena música, desayuno en mano y hasta algo de picar para cuando llevara 1 hora de manejar (porque volvía a dar hambre). El colmo verdad?
Pero siempre me encontraba con algún conductor intrépido, mal educado, descuidado o poco cortés que me quitaba la paz.
Y claro yo adopté ese papel en varias ocasiones, no niego que grité tonteras e insulte gente para descargar mi furia!
Es más, me quedé dormida un día y choqué el carro del frente.
Fácil que esto pase cuando se avanza a 10km por hora en línea recta por 20km. Por dicha no pasó nada grave, más que enojar al muchacho al que choqué.
Pasaron casi 3 años y seguía perdiendo 3 horas diarias en presas, me di cuenta que haber comprado una casa en la ciudad donde nací y donde está mi familia había pasado de ser un gran logro (a mis 28 años) a ser una atadura que me robaba calidad de vida. Ya no la disfrutaba…
Me sentía atrapada porque el trabajo me gusta y claramente lo necesito, pero no quería seguir con ese estilo de «vida».
Incluso la situación llegó afectar mi salud porque ahora padezco de problemas y dolores de espalda.
Pero un día como decimos popularmente «las estrellas se alinearon» y la empresa para la que actualmente laboro me ayudó para poder pasarme a vivir a un apartamento en Sabana Norte. Adivinen?… No habían pasado 15 días desde la noticia y ya estaba instalada.
Puede sonar exagerado pero la vida me cambió!!!
Me despierto en paz, desayuno en mi casa con full taza de café en la cama, ya no me maquillo manejando, y me da tiempo de ser mamá responsable y salir a pasear con mi perrita Olivia.
Mi ánimo, energía y hasta el carácter cambió, me dan ganas de ir actividades sociales, visitar amigos y juro que soy más productiva en mi trabajo (eso pienso yo, pero todavía no me lo dicen jeje)
Pasé de manejar 3 horas diarias a manejar 30 min en el peor escenario. El ahorro en tiempo cada uno de nosotros le pone un valor, para mí fue mucho mejor que un aumento de salario al doble!
Han calculado cuanto tiempo de vida se les va manejando?
Tomen decisiones y si disfrutan y/o necesitan su trabajo vivan cerca de él. Por su bien y el de su familia.
Siempre hay una manera de lograrlo, una implica arriesgarse y la otra pedir ayuda.
El resultado en calidad de vida es lo que vale la pena!!
Después de 1 año de disfrutar y conocer la vida en la ciudad, quiero compartirles mi experiencia, así nace Shopping Urbano.